Algunos estudios consideran que en 2030 en algunos países las ventas de vehículos ligeros eléctricos podrían alcanzar hasta al 85% del total. Aunque estos cálculos, según la Universidad de California en Berkeley, están condicionados a que los propietarios no tendrían que comprar las baterías, es decir asumir el coste real de las mismas, sino adquirirlas mediante un tipo de alquiler por el uso de las mismas, incluso se podría crear una infraestructura para que el usuario para un trayecto de media distancia pudiera sustituir su batería agotada por otra recargada y continuar con su viaje sin tener que parar y perder tiempo en una recarga de la misma.
Esta y otras ideas son estudiadas por gobiernos y compañías al mismo tiempo que la llegada al mercado del coche eléctrico es un hecho.
Un elemento que determinará el éxito o fracaso de los nuevos coches eléctricos es la batería. Esa deberá tener una autonomía aceptable, debe tener fiabilidad y al mismo tiempo que su coste sea asumible para el usuario. Con una buena autonomía podrá competir sin complejos con los vehículos existentes en el mercado.
Podemos decir que los fabricantes de baterías para el coche eléctrico están en una carrera tecnológica y de innovación crucial, el que antes consiga fabricar este elemento en cantidad suficiente para cubrir la demanda y su fiabilidad sea correcta, estará ante una oportunidad de negocio muy importante.
El coche eléctrico que funciona solamente con batería que se recarga en casa, o en un aparcamiento o en puntos específicos para repostar y además tenga autonomía suficiente para el uso cotidiano del usuario, es la opción tecnológica a la que apuntan gobiernos, empresas y centros de investigación públicos y privados.
Tenemos claro que el hándicap actual del coche eléctrico es la duración y autonomía de la batería. Aunque mejoran continuamente, las baterías de ion-litio de los coches eléctricos actuales tienen que pasar unas horas para recargarse de forma completa, y su autonomía puede llegar en algunos casos hasta los 300 Kilómetros.
Todo esto desaparecerá con la batería de polímero de grafeno. Con este material descubierto en 2004, se conseguirá una batería que las previsiones son que revolucione el sector industrial del automóvil y al mismo tiempo el de telefonía. Se podrán conseguir baterías que pesen la mitad que las actuales de ion-litio, costará un 77% menos su fabricación y se cargarán en tan solo 8 minutos y lo más importante podrá ofrecer en el caso del coche eléctrico una autonomía de 1000 Km.
En España existe una especialización muy alta para la producir y exportar grafeno, concretamente una empresa Valenciana consigue fabricar láminas de 2.500 centímetros cuadrados, equivalentes a 25 veces lo que se consigue actualmente. La colaboración con otra empresa y un centro de investigación ha conseguido el desarrollo de una batería para el coche eléctrico, que se carga en 8 minutos, tiene una autonomía de 1000 Km, su peso es un 50% menor y lo más importante, tiene un 77% menos de coste en su fabricación.
Este logro no ha pasado inadvertido a la industria automovilística alemana y algunas marcas importantes ya están trabajando con ellas en fase de pruebas.
Otro aspecto importante es que estas baterías serían compatibles con la tecnología actual, por lo que podrían sustituir a las que actualmente están utilizando ya los coches eléctricos en circulación.
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